sábado, 5 de noviembre de 2011

PELAJES POR: RAUL CASTRO

ZARAGOZA 23-10-2011 CRONICA Y FOTOS.

Con un sentido y respetuoso minuto de silencio en recuerdo del maestro Antonio Chenel "Antoñete" y el ganadero Alfonso Guardiola daba comienzo el último pase de la temporada zaragozana. El mechón albino del torero venteño quedará para siempre en el recuerdo de todos. Descanse en paz.

Negro bragado el que abrió plaza. Bravo en el caballo. Chicuelinas de Alberto Durán replicadas por gaoneras de Imanol Sánchez. Sin noticias del toreo a la verónica. Durán brinda al cielo. Buen detalle del novillero zamorano que incomprensiblemente no copiaron sus compañeros de cartel. Fijeza la del toro. Repetidor. Entre colocaté bien y estaré quieto se pasó la faena sin contenido alguno. El estoque se partió por la mitad en un pinchazo. Lo nunca visto. O le dieron la ayuda de madera o la espada era de mala calidad. En la suerte de matar, Durán estuvo igual de inconcluso que con la muleta. El novillo mereció mejor trato.

El segundo novillo de la tarde era abierto de cuerna, bragado, manchado sin llegar a ser burraco. En el segundo tercio, el fuerte de Imanol, hubo de todo. Muy trasero el primer par. En el segundo le rasga la taleguilla por el culete. Al violín el tercero, el más atinado. Mal el comienzo por alto, templado en la siguiente tanda. Por el izquierdo el novillo es de dulce, para mostrarlo en el escaparate de la pastelería de la calle Don Jaime. Tres tandas tenia el novillo hasta que se apaga. Chof. Imanol no pudo lucir al bonancible animal salvo en contadas ocasiones. Estocada al encuentro de mala colocación. Cuando volví del baño le habían dado una oreja. Yo no la pedí.

Precioso el colorado tercero. Una estampa. Aplaudido de salida. La suya, su salida, fue incierta y vacilante. Manso. No ayudó nada la mala lidia que recibió. El brindis no fue para Chenel pero si para otra autoridad en esto del toreo, para el doctor Val-Carreres. Un salvavidas con manos de seda y serenidad divina. Vaya guasa la del animal. Incierto y a la vez poderoso y bronco. Ni una duda permite. Bien Javier de primeras. Sometiéndole. A mitad de trasteo, el novillo se vuelve arisco, se raja. Defiende sus últimos cartuchos echando la cara arriba y afeando su embestida. Javier Jimenez sale vencedor de la contienda aunque no reciba trofeo alguno. Pinchazo arriba.

Jabonero claro el cuarto. Guapo. Badanudo y no sobrado de fuerzas. Excelso para la muleta. Para gustarase, que digo, para regocijarse. Faltó ajuste y temple. Alternó lo estimable con lo malo. Por debajo de la bondad y generosidad del toro. Mal a espadas.

Con pies sale el quinto. Se lastima. El presidente, con buen criterio, espera a que entre al caballo para sacar el pañuelo verde. Peor presentado que sus hermanos el quinto bis. Ensillado. Mal hecho. Sin remate por detrás. De morrillo rizado. Buen tercio de varas del toro y picador. En banderillas destacó el ultimo par, reunido y en la cara. De lejos le ofrece la muleta Imanol desde el centro del ruedo. El toro acude pero acorta el viaje en cuanto siente la muleta cerca. Se queda debajo. Más riesgo que lucimiento en la ejecución del de Pedrola.Descolocado en ocasiones. A merced. Dos de pecho de lo poco artístico del trasteo. La estocada, fabulosamente arriesgada. Incluso imprudente. Un cañón. Oreja pedida, oreja dada. Sostenida por esa buena estocada.

Lucero aldiblanco el último toro de la jota de la temporada. Engatillado. Escurridito de carnes. Dos primeras tandas de prueba. Para confiar al animal que no le sobra nada. Muletazos componiendo líneas sin sometimiento alguno. La tercera, al natural, sube el diapasón de la faena. Javier descubre un gran pitón izquierdo. Templado. Más largo que profundo. Valiente. Se vió cogido en varias ocasiones. Salió ileso de milagro. El primer pinchazo emborronó una faena aplaudida por el público maño. Buena tarde del de Espartinas.

Termina la temporada. Otra más. Otra menos para el resurgir de la Zaragoza taurina. Hasta el año que viene.